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Acaba de aparecer a la luz pública un interesante libro que ofrece una óptica novedosa del desarrollo histórico de la Masonería a partir del estudio de la evolución de sus Ritos y de las causas sociales que han generado sus cambios, titulado, precisamente, “Los Ritos Masónicos”, escrito por el Masón mexicano Manuel Rodríguez Castillejos, y editado y comercializado por MASÓNICA.ES (http://www.masonica.es/).
El libro es fruto de un trabajo meticuloso de clasificación de las fuentes rituales originales y de la aparición de los cuatro bloques familiares en el árbol ritual Masónico que llegaron al siglo XXI, redactado con mente abierta, sin prejuicios, y basado en fuentes documentales idóneas, que muestran el conjunto de transformaciones o cambios que a través de los últimos tres siglos han originado la diversidad que existe a partir de dos antepasados comunes que inicialmente se originaron en el siglo XVIII en los ejes Dublín / York, y Edimburgo / Londres como iniciadores o cabeza de primera generación.
De acuerdo al Libro, las familias de los Ritos Masónicos, a la manera de las ramas de un árbol genealógico descendente, se fueron desprendiendo una de las otras, y estas a su vez siguieron subdividiéndose, formando nuevas formas rituales, sustituyendo en muchos casos a algunas anteriores que terminaron en callejones sin salida.
Lo cierto es que el mundo de la Masonería, tal como lo conocemos hoy, nunca hubiera existido de no ser por la presencia de sus Ritos y Rituales. En todas partes, se utilizan en distintas formas para la trasmisión del método constructivo.
Los Masones han abierto desde un principio nuevas eras en el diseño de los Ritos gracias a la adaptación social de los anteriores, permitiéndose ajustar sus modelos. Unos Ritos han sobrevivido, y otros se han extinguido, en una dinámica que comenzó con el inicio mismo de la Masonería y aún no se detiene.
Al parecer, en lo único que todos los Ritos están de acuerdo es en la distribución del Simbolismo en tres niveles. Aunque cada uno de ellos practique un modelo diferente. A partir de esta base estructural común tripartita y la diversidad ritual simbólica se organizaron diferentes esquemas de agrupación de Grados.
Veamos unos pocos ejemplos en Ritos muy conocidos:
a) En el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, se organizaron 30 Grados “superiores”
por los que se asciende a la manera de “una escalera”, para un total de 33. Por
ello se le denominan “Altos Grados”.
b) En el Rito Francés, los Grados
existentes en Francia en 1784 se juntaron en cinco grupos denominados “Ordenes”,
que constituyeron círculos concéntricos, uno dentro del otro, de los cuales el
simbólico es el externo y la Quinta Orden está en el centro. Por ello, en
ocasiones se le denomina la “Orden Interior”.
c) En el Rito de la Emulación
(Emulation Workings), se constituyeron Grados “colaterales”, en el mismo seno de
la Logia, complementarios al de Maestro, como son los de “Maestro Instalado”,
“de la Marca” y “del Real Arco”.
d) El Rito de York o Americano, es en la
práctica una federación de los Ritos practicados por la “Masonería del Antiguo
Gremio”, la “Masonería del Real Arco”, la “Masonería Críptica” y las “Órdenes
Caballerescas”. A estos cuatro Ritos se accede sucesivamente, poseen
independencia administrativa, y a sus respectivos Grados no se les numeran sino
que se les llama por su nombre distintivo.
Los Ritos son herramientas esenciales en los diferentes alcances de la Orden, están ampliamente difundidos y cuentan con un peso ideológico muy fuerte. Como es el caso, verbi Gracia, del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, ya sea en sus versiones deístas, ocultistas o laicas, que ha logrado insertarse de tal forma en las sociedades que cualquier persona medianamente ilustrada que no sea Masona sostiene, sin dudar, que “el máximo Grado de la Masonería es el 33”, ignorando las diferentes estructuras Rituales de los otros casi 30 Ritos que hoy existen.
Naturalmente, el concepto clave es el de “evolución”, para concebir esta forma de estudiar comparativamente la Masonería, así como para comprender que su riqueza es el producto de una larga serie de eventos de especialización y de extinción, en la obligada interacción con la sociedad en que está inmersa. En ocasiones, la depuración se presenta como en un modelo fluido de ensayo y error sociológico.
Naturalmente, el concepto clave es el de “evolución”, para concebir esta forma de estudiar comparativamente la Masonería, así como para comprender que su riqueza es el producto de una larga serie de eventos de especialización y de extinción, en la obligada interacción con la sociedad en que está inmersa. En ocasiones, la depuración se presenta como en un modelo fluido de ensayo y error sociológico.
Estos cambios sustantivos en la estructura y orientación ideológica, que el libro “Los Ritos Masónicos” estudia en detalle, han originado en la práctica cuatro familias claramente diferenciadasEstos linajes actuales, organizados sistemáticamente por Manuel Rodríguez Castillejos son las siguientes:
a) Familia York: incluye a los Ritos Irlandés, Finlandés, Ecce Orienti, Del
Antiguo Gremio (York o Americano) y Schroeder.
b) Familia Emulación o
Inglesa: Incluye a los Rito Canadiense, Taylor, Bristol, Logic, Emulación,
Oxoniense, West – End, Sussex y Oxford.
c) Familia Francesa: Incluye a los
Ritos Adoniheramita, Escocés Primitivo, Australiano, Escocés Antiguo y Aceptado,
Brasileño, Simbólico Italiano, Nacional Mexicano, de Adopción Francés, De
Memphis y Mizraim (o Egipcio), Operativo de Salomón, Francés Restablecido,
Francés de Referencia, Francés Moderno, Húngaro de San Juan y Francés
Tradicional.
d) Familia Rectificada: Incluye a los Ritos Escocés
Rectificado, Swedenborg, Sueco y Zinnendorf,e) Sin Grupo Familiar: Solo cobija
esta categoría al Rito Escocés Estándar, que es el más antiguo y practica la
Gran Logia de Escocia.
No obstante, aparte de estas cuatro familias subsiste un Rito autónomo, denominado Rito Escocés Estándar, sobreviviente del original de Edimburgo de finales del siglo XVII, que no pasó por el tamiz del Londres de 1717, la evolución en Europa continental del XVIII, la mutación política de Inglaterra, el positivismo de Compte, las adaptaciones filantrópicas norteamericanas, los propósitos libertarios, Etc., manteniéndose lejos de las influencias cabalísticas, caballerescas, herméticas, políticas, religiosas y positivistas, de las que fueron objeto los otros.
Trabajos así, elaborados con rigor académico, abren un filón investigativo nuevo en la literatura Masónica, mucho más real y aterrizado.
Trabajos así, elaborados con rigor académico, abren un filón investigativo nuevo en la literatura Masónica, mucho más real y aterrizado.
Por lo tanto, “Los Ritos Masónicos” se constituye en un libro imprescindible para quien desee conocer la interacción y mutua influencia que ha tenido la Orden Masónica y la sociedad, alejando la concepción de “burbuja” inmóvil, atemporal y suprasocial de la Masonería que solemos encontrar aquí y allá.
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