Unos obreros estaban picando piedras al pie de un enorme edificio en construcción. De pronto, un visitante se acercó a uno de ellos y le preguntó:
—¿Qué están haciendo ustedes aquí?
Uno de los obreros le miró con rudeza y le respondió:
—¿Acaso no ve usted lo que hacemos? Estoy aquí picando piedras como esclavo por un sueldo miserable y sin el mínimo reconocimiento. Mire usted ese cartel, tiene los nombres de los ingenieros y los arquitectos, pero nos nuestros, ni sombra… Nosotros estamos aquí de sol a sol dejando el pellejo en las piedras.
El visitante se acercó entonces a otro de los obreros y le hizo la misma pregunta. Este obrero, menos gruñón contestó:
—Pues aquí, como bien ve usted, picando piedras para levantar este enorme edificio. El trabajo es duro y mal pagado, pero qué le hacemos, no hay de otra y hay que llevar el pan a los hijos. El visitante se acercó a un tercer obrero. Hizo la misma pregunta, ¿qué está usted haciendo? El hombre, con más entusiasmo y alegría respondió:
—Estamos levantando un gran hospital, el mejor del mundo. Las generaciones futuras lo admirarán y podrá salvar la vida a cientos, miles de personas. Quizá jamás lo pueda yo usar, pero quiero ser parte de esta extraordinaria aventura.
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