lunes, 11 de octubre de 2010

MI INICIACIÓN: UNA EXPERIENCIA

Por José Rafael Mazadiego Cruz.
Logia Isaac Newton No. 7 AA. LL. & AA. MM

Iniciarse es comenzar a ser, nacer o en este caso renacer, por ello la importancia del simbolismo que encierra el primer grado de A:. M:., el cual con todo orgullo y dignidad me ha sido otorgado.

Este breve escrito es una reflexión y una valoración sobre uno de aquellos momentos de mi vida que se han grabado de manera indeleble en lo más profundo de mi conciencia: mi iniciación junto a mi H:. Hugo Gutiérrez Mestizo en las sendas de la Masonería, en una Logia del Antiguo Gremio. Después de la larga espera, se me anunciaba que el día de la iniciación sería el viernes 16 de julio. Acercándose el día comencé a sentir emoción y ese día durante la mañana comencé a sentir nervios, sin embargo, no sentía ningún temor ni vacilación, fuere como fuere, yo tenía la firme convicción de vivir un ritual del que había escuchado mucho por documentales, películas, libros y revistas...todo ello por cierto, falso.

Al llegar al edificio de Juárez no. 11 comencé a recordar, sin proponérmelo, los varios libros en que se narraban los ritos de iniciación de algunas sociedades iniciáticas, sobre todo los capítulos que hablan de la iniciación en los misterios de Egipto y en los misterios órficos de los templos de Eleusis, de libro “Los Grandes Iniciados” de E. Schure, posteriormente vino a mi mente el recuerdo de las pruebas que pasa Jesús en el templo de Heliópolis en la extraordinaria narración de P.D. Ouspensky. Pero ahora no era una narración, en pocos instantes sería yo quien viviría algo análogo, por lo que una vez más aparecería aquella emoción. Me sentí acompañado por mi H:. Hugo, quien al igual que yo no había sido AJEF, identifiqué en su rostro las mismas emociones y estado mental en que me encontraba. Después de un momento nos llamaron, el H:. Félix nos preguntó con una actitud de firmeza absoluta que qué era lo que buscábamos ahí, esa firmeza me reafirmó la seriedad del ceremonial, por lo que dejé de lado cualquier nerviosismo y entré en un estado de alerta.

Si bien es cierto que en este tipo de masonería no hay pruebas en la iniciación, el hecho de dejar a un lado las pertenencias y la ropa hasta estar “semivestido y semidesnudo, ni calzado ni descalzo, con los ojos atados y con una cuerda alrededor del cuello”, me hizo sentir vulnerable, por lo que mis sentidos se afinaron. Durante la espera con los ojos vendados, escuchaba claramente las voces que venía de la calle, las vibraciones causadas por los camiones y autos, murmullos inentendibles de dentro del salón. Escuchaba la respiración de Hugo, sentía el piso frío bajo mis pies, en ese momento recordé lo que leí hace muchos años sobre las iniciaciones en Egipto, en las que los iniciados eran enviados a una cripta y ahí por medio de cantos y vibraciones entraban a un estado parecido al de la muerte, pero que al despertar, veían a Isis sin el velo, a la Sophia gnóstica, el rostro de la musa órfica Eurídice, en fin a la sabiduría; por ello sabía que todo estaría bien.

De repente la puerta se abre de golpe y nos indican caminar, primero yo guiaría a Hugo, él me tomaría del hombro, me sentí responsable de su bienestar, de saber guiarlo aunque tuviera los ojos vendados, pensé que era lo único que podía hacer por alguien que “sufría” lo mismo que yo. De momento se escucha que tocan una puerta y comenzaron a decir que había unos traidores había huido del templo, después preguntaron quiénes éramos y qué queríamos, un H:. Contestó que éramos pobres y ciegos que queríamos ser parte de la Hermandad de constructores del templo; poco a poco en mi mente se fue haciendo un escenario en el que imaginaba estar en las puertas de un enorme templo en construcción. Conforme avanzaban los diálogos entendí por lo dicho y por la distancia entre las voces, que estábamos en un lugar amplio y que al comunicarse del V:. M:. al P:. V:. y éste con el S:. V:. supe que el sitio de construcción era grande, imaginé grandes vigas de madera y muchas personas trabajando. Cuando nos enviaron a ver a cada uno de los VV:. Perdí la noción de las dimensiones y formas del salón ni de mi orientación dentro de él. En un momento, cambié de lugar con Hugo ahora él me guiaría, tuve confianza en él porque pensé que yo había hecho bien mi trabajo.

Al llegar al final del recorrido, y después de sentir un objeto de punta fina sobre mi corazón, preguntaron en quién confiaba y aunque la respuesta me fue dicha por un H:., yo pensaba responder lo mismo. Después de un momento hicimos cada quien, un juramento solemne, en ese momento al arrodillarme recordé la imagen de aquellos caballeros y guerreros que hacen un juramento ante Dios y me sentí realmente como uno de aquellos hombres, sabía que ello confirmaba mi convicción de ser parte de un linaje lleno de dignidad, orgullo y honor. Después no preguntaron que qué era lo que pedíamos y nos fue dicho que la luz, en el momento que me fue dicho, entendí el significado de ello: estábamos ciegos y comenzamos a ver; era la nada, las tinieblas y al hacerse la luz comenzó la creación; era la obscuridad del vientre materno y nacimos a un mundo de lleno de luz…lo primero que percibieron mis ojos fue la luz de 3 cirios y un altar con la biblia que había tenido en mis manos al realizar mis juramentos.

Nos fue comunicado un tocamiento y una palabra, nos fueron enseñados los instrumentos de los VV:. Y del V:. M:., el signo de A:. M:.Fuimos llevado fuera del salón para vestirnos completamente, nos fueron dados nuestros mandiles, se nos dijo que era un signo más honroso que cualquier otro y fuimos llevados junto al V:. M:. Quien nos dirigió unas palabras, en ese momento me sentí plenamente aceptado en una nueva familia, y todos los rostros que veía eran los de mis HH:.

Ahora un poco a la distancia, recuerdo esa noche que como nos dijo el H:. Félix, sería inolvidable. Poco a poco voy comprendiendo el significado de la palabra de A:. M:. Cuyo significado es fuerza y su relación con el simbolismo de la piedra en bruto, la piedra pulida, el cincel y el martillo. Al comenzar este camino necesito fuerza y fortaleza para practicar la virtud, y por medio de los saberes que adquiera, moldearme a mí mismo, modelar la piedra en bruto hasta ser imagen fiel del templo de Dios; también comienzo a comprender con mayor profundidad que para lograrlo necesito de un proyecto, un plano de aquello que debo ser y ese proyecto sólo puede venir de un Gran Arquitecto, G:. A:. D:. U:. Y al completar el trabajo en mí mismo, estaré haciendo alabanza a su suprema inteligencia y Él habitará en mí. Eso es lo que voy comprendiendo que es el trabajo masónico y que al hacerlo en sí mismo, Dios, lo hace también en el mundo.

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