sábado, 5 de diciembre de 2009

SOBRE PAUL DAVIES Y LA MENTE DE DIOS

Por Mariano Artigas; Profesor Ordinario de Filosofía de la Naturaleza y de las Ciencias en la Universidad de Navarra.

Paul Davies nació en Inglaterra en 1946. A los 24 años se doctoró en física en Londres. Trabajó en el Instituto de Astronomía de Cambridge y enseñó matemáticas aplicadas en Londres hasta 1980. Luego fue profesor de física teórica en la Universidad de Newcastle upon Tyne, y en 1990 marchó a Australia como profesor de física matemática en la Universidad de Adelaida. En el ámbito de la física, sus intereses se dirigen especialmente hacia la gravedad cuántica, agujeros negros y física de la complejidad.
La capacidad de organización y comunicación que posee Davies queda reflejada en sus numerosos trabajos como jefe de departamento en la Universidad, supervisor de escuelas y comisiones universitarias, redactor y asesor de diarios y revistas de diferentes países, director de programas de radio y televisión, y autor de numerosos libros, tanto especializados como divulgativos. Es uno de los principales autores de la divulgación científica actual.Davies posee un indudable talento como escritor, y una competencia científica que está fuera de duda. Pero lo más notable es que, escribiendo de modo asequible para el gran público, se adentra en los problemas más difíciles que relacionan la ciencia, la filosofía y la religión.
Paul Davies ha sido premiado por la Royal Society. ¿Nos dice algo este reconocimiento?
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La mente de Dios
Este libro no es un modelo de ortodoxia religiosa. Puede pensarse incluso que, en las manos de alguien que no tenga buenos conocimientos científicos y religiosos, puede ser más bien desorientador. Pero eso mismo lo hace especialmente significativo. En efecto, muestra cómo un científico actual, que no pertenece a ninguna religión y que hasta hace pocos años encontraba muchas dificultades en la idea de un Dios personal, va avanzando hacia Dios gracias a sus reflexiones sobre la ciencia.

Davies afirma que no pertenece a ninguna religión institucional y que nunca ha tenido una experiencia mística. Pero también afirma que la ciencia no puede responder a los interrogantes últimos. Y añade que ese tipo de respuestas sólo pueden provenir de experiencias místicas que trascienden el ámbito de la especulación científica. Además, defiende la existencia de algún plan superior capaz de explicar la vida humana: según Davies, nuestra existencia no puede ser casual ni el simple resultado de fuerzas ciegas.

Todo esto quizá pueda parecer trivial, sobre todo a un creyente. Pero no lo es cuando se presenta como el resultado de un extenso análisis llevado a cabo por una persona que, como Davies, no encuentra fácil afirmar la existencia de un Dios personal creador. Davies es un científico que intenta llevar la ciencia hasta sus límites, analizando en concreto las variadísimas respuestas que se proponen en la actualidad acerca de las cuestiones últimas.

Al igual que en otros libros anteriores, los razonamientos de Davies incluyen las interpretaciones más insólitas. Se trata de reflexiones en voz alta en las que Davies manifiesta sus perplejidades, que no son pocas ni pequeñas. Su interés radica precisamente en que muestran que un científico como Davies, nada comprometido con posiciones religiosas convencionales y dispuesto a admitir la parte de verdad que se encuentra en cualquier propuesta por extraña que parezca, afirma ahora con pleno convencimiento que no resulta viable atribuir la existencia humana al simple juego accidental de las fuerzas naturales. Así puede entenderse que se le haya concedido el premio Templeton.Los límites de la ciencia.

Resulta muy significativo que Davies reconozca expresamente que la ciencia no se encuentra en condiciones de proporcionar respuestas a los problemas fundamentales de la existencia humana. Es significativo porque Davies desearía poder solucionar todos los problemas ciencia en mano. Escribe, en efecto: "Siempre he deseado creer que la ciencia puede explicar todo, al menos en principio" (pág. 14).

Sin embargo, a continuación se ve obligado a añadir:
"...pero incluso si se descartan los sucesos sobrenaturales, no está claro, a
pesar de todo, que la ciencia pueda explicar todo en el universo físico.
Permanece el viejo problema acerca del final de la cadena de explicaciones. Por
mucho éxito que puedan tener nuestras explicaciones científicas, siempre
incluyen algunos supuestos en su punto de partida... Por tanto, las cuestiones
'últimas' siempre permanecerán más allá del alcance de la ciencia empírica"
(pág. 15).

En esta línea, Davies llega a señalar que más allá de la ciencia se encuentra la metafísica, y que es en ese ámbito donde se plantean los interrogantes acerca de los fundamentos mismos de las ciencias:
"La tarea del científico es descubrir las pautas en la naturaleza e
intentar ajustarlas a esquemas matemáticos simples. La cuestión de por qué hay
pautas, y por qué esos esquemas matemáticos son posibles, cae fuera del alcance
de la física, y pertenece al ámbito denominado metafísica" (pág. 3l).
La racionalidad de la naturaleza.

Uno de los aspectos que Davies subraya con mayor acierto es la racionalidad de la naturaleza, indispensable para que la ciencia sea posible y progrese.

De acuerdo con una posición genuinamente filosófica, Davies se asombra ante el éxito de la ciencia, al que podemos estar acostumbrados:
"El éxito del método científico para descubrir los secretos de la
naturaleza es tan sorprendente que puede impedirnos advertir el milagro mayor de
todos: que la ciencia funciona. Incluso los científicos normalmente dan por
supuesto que vivimos en un cosmos racional y ordenado, sujeto a leyes precisas
que pueden ser descubiertas por el razonamiento humano. Sin embargo, por qué
esto es así continúa siendo un asombroso misterio" (pág. 20).

En efecto, el hecho de que la ciencia funcione, y funcione tan bien, apunta a algo profundamente significativo acerca de la organización del cosmos:
"Lo sorprendente es que el razonamiento humano tenga tanto éxito en
alcanzar explicaciones acerca de las partes del universo que no pueden ser
alcanzadas directamente por nuestras percepciones" (pág. 24).

La filosofía comienza con el asombro. Cuando nos acostumbramos a algo y nos llega a parecer lo más natural del mundo, difícilmente nos plantearemos problemas filosóficos. En este caso, Davies tiene razón: cuando se interpreta el éxito de la ciencia y de sus aplicaciones tecnológicas como un progreso a costa de las explicaciones metafísicas y religiosas, se comete una equivocación. Porque el progreso científico invita a plantear las cuestiones más profundas acerca de sus condiciones de posibilidad, y esas condiciones se encuentran más allá del dominio de la ciencia.

Por eso, Davies escribe que la ciencia se apoya en "un supuesto crucial: que el mundo es a la vez racional e inteligible... Toda la empresa científica está construida sobre la suposición de la racionalidad de la naturaleza" (pág. 162). Y añade:
"Concedo que no se puede probar que el mundo es racional. Ciertamente es
posible que, en su nivel más profundo, sea absurdo... Sin embargo, el éxito de
la ciencia es al menos una fuerte evidencia circunstancial en favor de la
racionalidad de la naturaleza" (pág. 191).
El plan divino.

Se ha repetido una vez y otra que hoy día ya no se puede probar la existencia de Dios basándose en el orden de la naturaleza, porque ese orden puede explicarse mediante las leyes naturales. Incluso en el mundo de los vivientes, donde existe una aparente finalidad innegable, todo podría explicarse mediante las teorías de la evolución, sin apelar a un plan divino.

Davies subraya que, en este ambiente, resulta significativo que un buen número de científicos estén resucitando ahora la prueba de la existencia de Dios basada en el orden:
"Los teólogos abandonaron más o menos completamente el argumento del
diseño, debido a las severas críticas de Hume, Darwin y otros. Es muy curioso,
por tanto, que haya sido resucitado recientemente por un buen número de
científicos. En su nueva formulación el argumento no se dirige hacia los objetos
materiales del universo como tal, sino a las leyes subyacentes, donde es inmune
frente a los ataques darwinistas" (pág. 203).

Precisamente, Davies concluye su discusión al respecto con estas palabras: "Espero haber convencido al lector en la anterior discusión de que el mundo natural no es precisamente una simple mezcla de entidades y fuerzas, sino un esquema matemático maravillosamente ingenioso y unificado" (pág. 213).

A continuación, Davies se adentra en una de sus típicas disquisiciones. Según el cristianismo, la racionalidad de la naturaleza se debe al plan de Dios; pero, añade Davies, "si esto se acepta, la pregunta siguiente es: ¿con qué fin ha producido Dios este plan?... Esto significaría que nuestra propia existencia en el universo formaba una parte central del plan de Dios". Y sigue:
"En The Cosmic Blueprint, escribí que el universo aparece como si se
desarrollara de acuerdo con algún plan o bosquejo... Esas reglas parecen como si
fuesen el producto de un plan inteligente. No veo cómo puede negarse esto. Que
prefiramos creer que han sido planeadas realmente así, y en ese caso por qué
tipo de ser, debe permanecer una materia de gusto personal... se podría concebir
a Dios meramente como una personificación mítica de esas cualidades creativas,
más que como un agente independiente. Por supuesto, esto difícilmente satisfaría
a cualquiera que siente que tiene una relación personal con Dios" (págs.
123-125).

Es evidente que Paul Davies no está defendiendo la existencia de un plan divino tal como lo afirma la religión cristiana. En este caso, como en tantos otros, su pensamiento llega incluso a chocar con la ortodoxia cristiana. Pero, por eso mismo, resulta significativa la evolución de su pensamiento hacia posiciones cada vez más próximas al teísmo. El hombre no es un mero accidente.

¿ Puede afirmarse todavía en la actualidad que el hombre ocupa un lugar privilegiado en el plan divino? Davies, con todas las limitaciones ya señaladas, se inclina por la respuesta afirmativa y, lo que es más, presenta sus ideas como el resultado de su reflexión sobre la ciencia.
Éstas son las palabras finales de La mente de Dios:
"No puedo creer que nuestra existencia en este universo es un mero episodio
del destino, un accidente de la historia, algo incidental en el gran drama
cósmico... A través de los seres conscientes, en el universo ha aparecido la
auto-conciencia. Esto no puede ser un detalle trivial, un subproducto menor de
fuerzas sin mente ni propósito. Realmente está previsto que estemos aquí" (pág.
232).

Al comienzo del libro, Davies había escrito:
"La revolución comenzada con Copérnico y terminada con Darwin tuvo el
efecto de marginar e incluso trivializar a los seres humanos... En los capítulos
que siguen presentaré una visión de la ciencia completamente diferente. Lejos de
considerar a los seres humanos como productos incidentales de fuerzas físicas
ciegas, la ciencia sugiere que la existencia de organismos conscientes es un
rasgo fundamental del universo. Estamos inscritos en las leyes de la naturaleza
en un sentido profundo y, según me parece, lleno de significado" (págs. 20-21).

En definitiva, las reflexiones de Davies le han llevado a una perspectiva que reconoce un nivel de explicación más profundo que la ciencia: "Pertenezco al grupo de científicos que no suscriben ninguna religión convencional y, sin embargo, niegan que el universo sea un accidente sin significado. Por medio de mi trabajo científico he llegado a creer cada vez con más fuerza que el universo físico está coordinado con una sencillez tan asombrosa que no puedo aceptarla meramente como un simple hecho. Me parece que debe existir una explicación de nivel más profundo" (pág. 16).

domingo, 22 de noviembre de 2009

NOÉTICA, LA NUEVA ESPIRITUALIDAD

Por CDMG
Paradójicamente, algo tan extraordinario y valioso como es la vida interior, pierde importancia día a día. Nos alejamos, dentro de esta sociedad cargada de estímulos, de actividades y de bienes, de nosotros mismos al olvidar o evitar buscar en nuestro interior aquello que trasciende lo material, lo superficial y rutinario. Vivimos luchando constantemente por objetivos externos, no obstante, algo más difícil y más valioso se nos pasa por alto, conquistar la paz interior, la serenidad, en último término, la sabiduría.

En occidente prima el desarrollo de la inteligencia y de la adquisición de conocimientos, del prestigio, de la fama y del poder, sin embargo, el valor que se le otorga al desarrollo espiritual es prácticamente nulo, siendo éste un pilar básico dentro de la formación personal. En palabras de Raimon Panikkar, “no podemos negar que precisamente aquellos pueblos que se autodenominan “desarrollados” son, en su mayoría, espiritualmente subdesarrollados y sufren una atrofia cultural de este tercer órgano (la parte mística del ser humano)”.

Esta parte mística de ser humano es hoy objeto de la ciencia cuántica; hoy los nuevos científicos reconocen que el pensamiento humano debidamente canalizado, tiene la capacidad de modificar la masa física. Hoy se reconoce -solo se "reconoce"- lo que los sabios de la antiguedad, los Grandes Iniciados, ya sabían: "La mente está y actúa sobre la materia". La escritora noética Lynne McTaggart, una de las más avezadas investigadoras en el campo, dice:

"La conciencia humana es una sustancia exterior al cuerpo físico; es una
energía altamente organizada y capaz de modificar el mundo físico".
Sin embargo, esta sociedad tecnócrata, científica y materialmente desarrollada, en donde la calidad de vida física se ha incrementado más que sensiblemente, olvida que todo este bienestar sirve de poco cuando no va acompañado de una transformación personal, un desarrollo espiritual. Y este desarrollo no es necesariamente asunto de religiones, aunque si supone -como en el caso de la Masonería- el reconocimiento de la existencia de un Ser Supremo, Creador y Generador de todo cuando existe.

Egoísmo e individualismo, dos valores que forman parte de la idiosincrasia social del hombre occidental -no obstante los momentos de mayor infelicidad- suelen ser los "valores" más cultivados.

Los hombres profanos buscan la felicidad en el exterior, en el consumo, en el ocio y no se percata de que la verdadera felicidad se encuentra en nosotros. La felicidad es consecuencia, entre otras cosas, del esfuerzo y de la satisfacción personal resultante de nuestros logros y progresos. La felicidad no se compra, no se presta, no se regala, sólo se crea. Unos minutos de silencio, de sosiego, de diálogo interior son necesarios cada día para no alejarnos de nosotros mismos; para no temer a la soledad, al vacío que genera interiormente esta sociedad materialista, superficial y de consumo.

Reflexionar sobre la impermanencia de lo que nos rodea, sobre nuestra propia finitud, sobre la muerte. El miedo a ella no nos aleja de la muerte, nos aleja, en cambio, de la propia vida. El desarrollo de una cosmovisión (nuestra relación con el Universo), puede ayudarnos a relativizar preocupaciones y ansiedades innecesarias. Tomar conciencia de nuestras propias limitaciones (y aceptarlas), así como de las similitudes y diferencias que nos unen y separan de nuestros semejantes (los humanos), nos lleva a una mayor comprensión y tolerancia por nuestra parte.

Tomar conciencia de lo que somos, de lo que hacemos y de lo que podemos llegar a realizar, constituye un paso básico en la vida interior de cada uno de nosotros. No pocas veces pretendemos dar sentido a lo vivido, en vez de a lo que queremos vivir. En otras palabras, no se orienta la vida hacia donde se desea, sino que se intenta encontrarle sentido una vez transcurrida. Buda dijo en una ocasión: “los carpinteros dan forma a la madera; los flecheros dan forma a las flechas; los sabios se dan forma a sí mismos”.

La vida interior nos permite, al igual que un bastón cuando cojeamos, mantenernos en pie en nuestro camino ante las dificultades, los obstáculos y adversidades que todos, sin excepción, vivimos y sufrimos. La vida interior no se nutre exclusivamente de lo intelectual y sensorial, según Panikkar, un tercer órgano, complementario y dependiente de los dos anteriores, nos abre las puertas a una tercera dimensión de la realidad, la mística, la espiritualidad. Como neófito en estos temas, creo que sería bueno estimular, sobretodo a la juventud, el debate y la reflexión para combatir la pereza y el acomodamiento intelectual de nuestros días. Estas realidades forman parte de nuestra existencia, de nuestra vida, y obviarlas, es alejarnos de ella.

La Masonería del Antiguo Gremio nos coloca en la perspectiva de la espiritualidad; en general, la Masonería York está en esa línea: el reconocimiento de las potencialidades internas del hombre para que éste las conozca y desarrolle y pueda así acercarse más y mejor al Trono de Dios.

lunes, 16 de noviembre de 2009

NEWTON, CIENCIA Y FE

En 1936 se descubrieron documentos secretos de Isaac Newton en los que muestra su asorbente pasión por el estudio de la mística, la fe y el mundo de la espiritualidad. Por ejemplo, en una carta escrita a Robert Boyle le sugería mantener absoluto silencio acerca del conocimiento místico que habían adquirido, pues tal saber no podía ser hecho público "sin causar grave daño al mundo".

¿A qué se refería Newton con esos descubrimientos?, ¿cómo es que esos saberes secretos podrían hacerle daño al mundo?

Newton era un hombre de ciencia, un hombre de razón; pero, como muchos científicos a lo largo de la historia, sabía y comprendía que la realidad no es una sola, no al menos la que solemos ver con "nuestros ojos". Hay una realidad paralela de cuyo conocimiento se sabe desde hace miles de años, pero que en tiempos de Newton no se aceptaba como tal. Menos en los nuestros, en los que la "nueva física", la física cuántica, la ciencia de la mente y la noética, puesta ahora de moda por la novela El Símbolo perdido, de Dan Brown, dan cuenta de esos maravillosos universos paralelos que no vienen sino a demostrar que los escritos del mundo antiguo, los sabios espirituales de todos los tiempos, los Grandes Iniciados, tenían un sobrado conocimiento de estos fenómenos que, apenas hoy, la ciencia empieza a aceptar.

Nuestro Isaac Newton, descubridor de la ley de gravedad, previó que el fin del mundo llegará en 2060, según una exposición en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Aqui, Newton compite con las profecías mayas, también puestas de moda por la película catastrofista 2012.

La exposición revela nuevos documentos sobre el trabajo y las investigaciones del científico, que vivió entre 1642 y 1727, de las que se deduce que, además de la física y la alquimia, estudió profecías apocalípticas escritas en la antigüedad. Nos revelan que Newton se esforzó en descifrar lo que él consideraba que eran conocimientos secretos, conocimientos codificados en las escrituras sagradas de culturas antiguas y de otros archivos históricos.

Entre los manuscritos del científico hay uno en el que trata de calcular el fin del mundo según el libro del profeta Daniel en el Antiguo Testamento y llega a la conclusión de que se producirá en el año 2060. En otros, analiza textos hebreos consagrados en la liturgia judía así como fragmentos del filósofo y médico cordobés Maimonides.

Los documentos de la exposición "Los Secretos de Newton" pertenecen a la Biblioteca Nacional de Israel, situada en el campus de ciencias de la Universidad Hebrea. A la Biblioteca llegaron en 1969, donados por el filántropo judío Abraham Shalom Yehezquel Yehuda, que los había comprado en 1936 en una subasta en Londres.

Es la primera vez que se exponen los documentos del consagrado científico británico y muestran una de sus caras más desconocidas, la de tratar de extraer material científico de textos antiguos como la Biblia y el Talmud.

Newton hizo una aproximación a estos estudios con la misma meticulosidad que demuestra en su trabajo científico y hace una aproximación a la ciencia con el fervor religioso que lo llevó a ser considerado una suerte de profeta.

Los tesoros de esta exhibición nos invitan a replantearnos dicotomías tradicionales como antigüedad y modernidad, ciencia y religión, racionalidad e irracionalidad.

sábado, 7 de noviembre de 2009

LA MASONERÍA PURA Y ANTIGUA

La masonería pura y antigua de Inglaterra está definida como un peculiar sistema de moralidad velado en alegorías e ilustrado por símbolos constituido por los grados de Aprendiz Entrado, Compañero y Maestro Masón incluido el Real Arco.
La instrucción de cada grado está en el trabajo de la Logia de Instrucción y en el estudio de las masonic lectures: siete secciones para el aprendiz, cinco para el compañero y tres para el maestro masón.
No forma parte del ritual de emulación el Inner Working of Board of Installed Masters o el ceremonial reservado de instalación del Jefe de Obras, sin embargo, es una tradición antigua que todas las Logias a su tiempo instalen al Maestro Electo en una ceremonia reservada a la cual asisten los Past Master e invitados calificados.
Con relación a Domatic, la ceremonia por la cual se recibe al Maestro Masón en el Capítulo se llama Exaltación. La ceremonia por la cual el Compañero llega a ser Maestro Masón se denomina RAISING.
Sólo siendo Maestro Masón con cuatro semanas en el grado se puede Exaltar.
Domatic contempla dos partes: el Ritual de Exaltación y el Cónclave con sus respectivos secretos y ceremoniales reservados para el Primer, Segundo y Tercer Principal.
Resumiendo: la masonería pura y antigua de Inglaterra consiste de tres grados simbólicos trabajados en la Logia, y el Real Arco en el Capítulo con sus dos niveles, a saber: Capítulo y Cónclave de Principales Instalados.
En Inglaterra existen una veintena de rituales usados por las Logias siendo los mas difundidos Emulation, Stability, Oxford, West End, Bristol.
Con relación al Real Arco dos rituales son los mas difundidos: Domatic y Aldersgate.
La particularidad de la las lecturas es que son el medio por el cual se aprende el ritual y materias de exámend e adelanto, el cual se realiza en logia abierta.
Si el candidato aprueba su exámen se le concede la Palabra de Pase y el Toque de Pase.

Gracias al ilustrado Hermano Nelson Morales B.

viernes, 6 de noviembre de 2009

DOMATIC WORKING

El término DOMATIC viene de Escocia, y fue usado allí en el siglo XVII para describir y diferenciar a los albañiles operativos de los GEOMATIC o caballeros Masones.

Lo Logia DOMATIC, madre del Capítulo DOMATIC, fue formada por y para los albañiles operativos de Londres. La dispensa les fue concedida para reunirse en forma regular en la Taberna “EL Barco” (The Ship Tavern) situada en el cruce de Gate Street y Little Turntile, cerca de Lincoln´s Inn (La Posada de Lincoln) en Holborn (un Distrito de Londres), el 21 de Diciembre de 1785.

Después de 12 reuniones bajo esta dispensa, la Logia fue constituida formalmente el 17 de Febrero de 1786 por Laurence Dermott asistido por Thomas Harper y otros Grandes Oficiales, y fue debidamente asentada bajo el número 234 en el Registro de la Gran Logia de los Antiguos.

El título “DOMATIC” fue anotado en las actas de esa reunión y empleado de allí en adelante.

Para conmemorar ese hecho, una placa ha sido colocada en la esquina de la ahora reconstruida taberna, pero lamentablemente presenta inexactitudes, como lo señala el autor de “Freemasonry in London from 1785” (Lewis Shepperton 1984).

En las Logias de “Los Antiguos”, el Real Arco era considerado como 4ª Grado en la Francmasonería, y reuniones ocasionales eran celebradas con ese fin.

La primera reunión conocida de la Logia Domatic fue celebrada en una anterior taberna, “Las Columnas de Hércules” (The Hercules Pillar) en Great Queen Street en 1789, pero el registro más o menos completo de estas reuniones comienza en 1793 y esa es la fecha atribuida al Capítulo.

Después de la reunión de los Grandes Capítulos, en 1817, una Carta de Confirmación fue otorgada, pero, para entonces el número registrado para la Logia y el Capítulo habían cambiado a 293. Debido al cierre en el Registro de la Gran Logia Unida (United Grand Lodge) se le otorgó el Nº 206, y en 1863, fecha en que se efectuó la última renumeración, vino a ser el Nº 177.

En 1845, el lugar de la reunión fue cambiado a la Taberna “El Halcón” (Falcon Tavern) en Fetter Lane (Callejuela Fetter) y fue en ese lugar que se formó el Capítulo de Instrucción. El siguiente es un extracto de las Actas de esa Reunión:

“El Capítulo Domatic Nº 206, habiendo dado su consentimiento para que un Capítulo de Instrucción opere bajo su Plancha en la Falcon Tavern, Fetter Lane, los siguientes Compañeros se reunieron en el lugar indicado al atardecer del Viernes 15 de Febrero de 1850, para convertirse en tal Capítulo de Instrucción”

A continuación siguen los nombres de siete Compañeros con Resoluciones y Estatutos. Libros de Actas desde esa fecha en adelante han sobrevivido, y aunque hay algunos vacíos menores, y en ocasiones las asistencias eran magras, las reuniones semanales a través de los años continúan hasta hoy, y ahora se celebran todos los miércoles en el Fremasons Hall en cualquier Salón debidamente amueblado para tal fín.

El equipo en miniatura que figura en un inventario de 1850 y empleado continuamente hasta 1850 y empleado continuamente hasta 1980 está ahora depositado en el lugar de “gracia y favor” en el Freemasons Hall, y es así un eslabón con la fundación de la autoridad más antigua de enseñanza en el Real Arco.

Entre los varios Reglamentos adoptados en la formación, había uno que indicaba que el ensayo de las ceremonias debería efectuarse el primer y tercer Viernes, las “Secciones”, por los compañeros en General, los segundos y cuartos Viernes y cuando hubiere un quinto Viernes, cuatro compañeros eran llamados a trabajar “Secciones”.

Las secciones de las Disertaciones en su forma de Catecismo cayeron en desuso en el Real Arco hace mucho tiempo y la única huella que queda se observa en las preguntas del Primer morador después del comienzo de la Lista de los Brindis.

Ojala se mantenga esta tradición como un verdadero eslabón con los procedimientos antiguos.

DESTRUYENDO ALGUNOS MITOS

Por el Hno. Nelson Morales B, desde Chile.
Masonería bajo el Emulation Working.

¿Es lo mismo “masons” que “freemasons”?
No es lo mismo.
¿Desciende la masonería especulativa de la masonería de Obras?

Son organizaciones distintas.

¿Existió un Plan concertado de revivir la masonería de obras en Inglaterra?

Poco probable.

¿Podemos hablar de masonería inglesa de forma global incluyendo a los masones de Escocia e Irlanda?

En absoluto, es un tremendo error.

¿La Masonería Operativa dedicada a la arquitectura de Abadías, Monasterios y Catedrales tiene un origen Cristiano?

Sin duda

¿El misticismo de la masonería tiene raíces cristianas?

No es sólo cristiana, es sincrética. Hay elementos doctrinarios incorporados de
cofradías de constructores de Oriente y de otras instituciones iniciáticas y
Ordenes de Caballería.

¿Existe conexión de la masonería con la antigüedad?

Efectivamente, los sabeos eran artesanos y comerciantes, investigadores y
estudiosos que empleaban una catequesis teosófica metódicamente graduada.
También convivían en una fraternidad iniciática que propagaba un ritual de
compañerismo, un entendimiento entre cuerpos de un mismo
oficio.
Los sabeos eran individuos que pertenecían a unas tribus de
habla semítica y origen árabe que llegaron y se establecieron en la esquina
suroeste de la península de Arabia, en lo que hoy es el Yemen, Etiopía y
Eritrea. Se establecieron para buscar mejores aguas y dieron paso a los reinos
que desarrollaron el idioma amhárico. Uno de éstos, fue el reino
Sabeo (1000 a. C. a 400 d. C.), cuya Reina de Saba se dice que visitó a
Salomón en el siglo X a. C.

lunes, 2 de noviembre de 2009

DIOS EN LA MASONERÍA, UN ASUNTO CRUCIAL

Por Cuauhtémoc D. Molina García

El asunto de Dios, en la Antigua y Pura Masonería que nos proponemos trabajar, es más que importante; diríamos que es trascendental. No ocurre así con las modernas "masonerías latinas", de corte escocista afrancesado, en las que nuestros hermanos parecen discutir si Dios existe o no; si la Masonería es o no religiosa o re-ligante, si es espiritual o no, y si es "dogmática" o si no lo es.
La respuesta, a preguntas como las siguientes, la tiene el Libro Fundamental de la Antigua y Pura Masonería Gremial: las Constituciones de Anderson, cuyas bases se encuentran en los antiguos documentos escoceses -de Escocia, no del Rito de ese nombre-, por ejemplo las Constituciones de William Schaw.

Veamos;
¿Se puede conferir la iniciación masónica a personas que se encuentran en la línea del pensamiento de Carlos Marx, Benito Spinoza, o en el de Confucio? ¿Se pueden aceptar a los que creen en Dios, sin tener la certeza de que Dios es personal y revelado?
¿Se puede, en fin, iniciar en la Masonería a agnósticos y/ o a ateos?
El texto de 1813 de las Constituciones de Anderson dice:

Como fin de la larga división entre las "Antiguas" y las "Modernas", las dos corrientes se reunifican formando la actual Gran Logia Unida de Inglaterra que incluye el siguiente texto en sus nuevas constituciones:

En lo que respecta a Dios y la Religión:

Un masón está obligado, por su título, a obedecer la ley moral y si comprende
bien el Arte, él no será jamás un ateo estúpido ni un libertino irreligioso. De
todos los hombres, él debe comprender mejor que Dios ve de otra manera que el
hombre, pues el hombre ve la apariencia externa, en tanto que Dios ve el
corazón.

Un masón está, en consecuencia, restringido a no actuar nunca en contra
de los mandatos de su conciencia. Cualquiera sea la religión del hombre o su
manera de adorar, no está excluido del Orden, considerando que él cree en el
glorioso arquitecto del cielo y de la tierra y que él practica los deberes
sagrados de la moral.

Los masones se unen a los hombres virtuosos de todas las
creencias en el lazo sólido y agradable del amor fraternal, que les enseña a ver
los errores de la humanidad con compasión y a esforzarse por la pureza de su
propia conducta, de demostrar la alta superioridad de la fe particular que ellos
profesen.

sábado, 31 de octubre de 2009

LA MASONERÍA JACOBITA Y LA UGLE

Por Cuauhtémoc D. Molina García
Los orígenes más remotos y auténticos de la Masonería debemos ubicarlos en Escocia desde los trabajos de William Schaw y el impulso denodado que le imprimió Sir Robert Moray. Fue aquí donde se fundaron las primeras Logias especulativas de masones aceptados, gracias al trabajo de estos dos próceres de nuestra Hermandad. Sin embargo, desde 1714 se había instalado en Inglaterra una casa gobernante alemana —Orange, de Hannover— que desplazó a los Estuardo de la Corona inglesa y que nunca contó con el apoyo popular. El arribo de esta casa extranjera al gobierno inglés fue apoyado por las cuatro Logias londinenses que la tradición dice fueron las fundadoras del ahora internacional movimiento masónico. Nada más alejado de la verdad.

En efecto, en 1717 The Goose and Gridiron, The Crown, The Appletree y The Rummer and Grapes, fueron establecimientos logiales que tenían, entre sus miembros a individuos no vinculados con el Arte y Ciencia de la Construcción, es decir, miembros aceptados, pero éstos ya existían desde mediados del siglo anterior, como bien hacen constar estudios e investigaciones acuciosas sobre nuestros orígenes como Gremio filosófico. De modo que la masonería londinense en realidad no hizo sino aprovechar a estas cuatro Logias que, seguramente, provenían de concesiones dadas por los Estatutos de Schaw, desde mediados del siglo XVI.

La desaparición de la dinastía de los Estuardo provocó también la extinción de la masonería jacobita en Inglaterra, pues para la nueva casa gobernante, los Hannover, el recuerdo estuardista jacobita constituía una osadía política. Por ello, para un masón londinense de 1717, decir que era masón jacobita constituía un peligro mortal. Por esta razón, las ramas jacobitas del Gremio fueron relegadas, cuando no extinguidas definitivamente. Luego de las Revoluciones francesa y americana, permitir que la masonería estuardista —de claros orígenes escoceses— pudiera renacer, representaba una intimidación para los Hannover. Precisa aclarar aquí que cuando hablo de los orígenes escoceses de la masonería, para nada me refiero al grupo masónico denominado Rito Escocés, Antiguo y Aceptado, que en Escocia ni conocieron, ya que es un sistema eminentemente americano, inventado en Charleston en 1801.

El ocultamiento definitivo de cualquier resabio escocés —jacobita estuardista— de la masonería quedó consolidado con la fundación de la Gran Logia Unida de Inglaterra (UGLE, por sus siglas en inglés) en 1813, organismo de fusión que reagrupó las dos facciones inglesas de la masonería, la de los “modernos” de Hannover (las cuatro logias referidas de 1717) y la de Lawrence Dermott, los “antiguos”. La UGLE surgió bajo el mando del Duque de Sussex, hijo de Jorge III, el rey loco bajo cuyo gobierno Inglaterra perdió las colonias americanas.

Este noble purgó a la nueva Gran Logia de toda simpatía por lo estuardista jacobita y eliminó por completo todos los rituales que tuvieran el mínimo rastro de relación con los Estuardo en el Gremio. Un claro ejemplo de esta fobia por lo estuardista, por parte del duque de Sussex, fue la eliminación de dos importantísimos testimonios que, de existir, nos estarían dando luz abrumadora sobre los orígenes del Gremio masónico: uno es The History of Freemasonry, escrita por Elías Ashmole —que también dejó una historia de la Orden de la Jarretera— y la otra es también una Historia de la Masonería, nada más y nada menos que de Sir Robert Moray, con mucho el padre del especulativismo masónico. Ambas obras fueron escritas a petición expresa de la Royal Society.

El duque de Sussex, Augusto Federico de Hannover, como Gran Maestro de la UGLE, borró todo rastro estuardista de nuestro Gremio, pista que con mucho constituye la fuente original de nuestra Fraternidad. Pero también eliminó todo vestigio respecto de la relación de la masonería con los orígenes de la Real Sociedad, la rama científica de la masonería, aquélla que permitiría a los operadores del Gremio “acercarse al Trono de Dios por medio del descubrimiento de los misterios de la naturaleza”. Tal y como dicen los rituales originales del Fellow Craft.

Sin embargo, las cosas salieron a relucir en su majestuosa verdad, no por la acción de los masones londinenses, sino por el primer ataque de la iglesia católica romana a la Hermandad, dominada por los Hannover. La primera excomunión contra la masonería, en 1737, dejó entrever los orígenes profundos y remotos del Arte Gremial Masónico, espiritual y filosófico; orígenes estuardistas y por lo mismo escoceses y no solo de las primeras logias especulativas, sino además, de la Real Sociedad.

jueves, 29 de octubre de 2009

LOS RITUALES INGLESES


Los dos rituales principales utilizados por la Gran Logia Unida de Inglaterra son los de Emulación y Estabilidad. Ambos rituales llegaron a Inglaterra a través de las logias Escocesas e Irlandesas que formaron la llamada Gran Logia de los “Antients” y practicaban una Francmasonería de origen Escocesa e Irlandesa, que son tradiciones totalmente diferentes de la masonería tradicional simbólica practicada desde tiempos inmemoriales en Inglaterra.

Las logias Inglesas, posterior a la unión del 27 de Diciembre de 1813 fueron obligadas a abandonar sus rituales tradicionales que eran mas hermosos, significativos y simbólicamente mas correctos que los rituales básicos y de no tanta exactitud que los rituales provenientes de Irlandeses y Escoceses. En realidad esto es visto casi como una parodia de la historia de la Orden, sabiendo que la masonería en las Islas británicas se originó en Inglaterra como se puede apreciar en el Manuscrito Regius de 1390.

Es en Inglaterra que la Masonería tiene su inicio, y es desde Inglaterra hacia Irlanda y Escocia que la Masonería se expandió.


ESTABILIDAD
Los rituales llamados Estabilidad fueron recibidos a través de la Logia de Investigación Estabilidad (aprobados por la Logia Estabilidad hoy Nº 217 y antiguamente perteneciente a la Gran Logia de los llamados “Antients”), que tenia entre sus 17 fundadores a 16 hermanos pertenecientes a los llamados “Antients” un año después que la Logia Reconciliación termino su labor. Tres miembros de esta Logia estaban entre sus fundadores y se afirma que enseñaron las ceremonias practicadas en ella. En total 8 miembros de la Logia Reconciliación fueron miembros de la Logia Estabilidad de Instrucción en varias ocasiones.


EMULACION
La Logia Emulación fue fundada seis años después de Estabilidad, en 1823, bajo los auspicios de una Logia en Londres de los llamados “Antients”, hoy Real Logia York de Perseverancia. Nº 7, pero en 1830 pasó a la jurisdicción de la Logia Unión Nº 256, de los “Modernos”. De los 21 fundadores, 10 pertenecieron al cuerpo de los “Antients”.

sábado, 17 de octubre de 2009

LOS MANUSCRITOS SECRETOS DE NEWTON

Una de las principales figuras de la ciencia de todos los tiempos, uno de los primeros lugares sería ocupado por Isaac Newton (1643-1727) —el de la leyenda de la manzana que cae de un árbol, lo que le hace pensar en la ley de la gravitación universal y causa un revuelo de consideraciones mayores.. una leyenda pero descriptiva.
Sin embargo...
A finales de junio pasado, una pequeña nota de la AP reportó un suceso revelador acerca del científico —fueron puestos en una exhibición pública manuscritos de Newton, de hace 300 años y que jamás antes habían sido vistos más allá de un puñado de especialistas.
El contenido es maravilloso: cálculos para determinar la fecha exacta del Apocalipsis; detalles sobre las medidas del templo de Jerusalén. En fin, interpretaciones bíblicas hechas por el mismo Newton —el gran científico ocupado en cuestiones religiosas.
Obviamente, Isaac Newton tenía esa pasión y una gran fe. Los manuscritos fueron puestos a subasta en 1936 y adquiridos por un académico judío. Fueron guardados en cajas de seguridad de la bibliteca nacional en Tel-Aviv y ahora es posible verlos. Ante eso, hay una reacción obvia de curiosidad —por ejemplo, al saber que según sus cálculos el mundo se acabará después de 2060, no antes, una afirmación que según él era más destinada a detener especulaciones del final de los tiempos hechas durante su vida. También habla del regreso de los judíos a la Tierra Santa. Se ha interpretado esto como la creencia de Newton en el contenido de importantes conocimientos ocultos en estos textos.
También se ha comentado que los documentos muestran a un científico preocupado por cuestiones religiosas, algo que en nuestros tiempos suena gracioso o curioso al menos —la imagen actual de un científico es la de un experto que por principio pone de lado las cuestiones religiosas: para él, el mundo es lo que ve, no lo que establecen los textos de una religión. Y eso es comprensible, al menos en los casos en los que, por ejemplo, alguien se encuentra en un laboratorio investigando la vacuna de alguna enfermedad: él creerá sólo eso que sus sentidos persiguen siguiendo estrictos métodos científicos. Eso es lo que se ve y en ello poco o nada hay de religión. Sin embargo, la imagen no explica a toda la persona que eso hace: la imagen de alguien trabajando como abogado, científico o barrendero, no puede explicar a la totalidad de la persona. Por eso es valioso el material de Newton, ya que permite verlo más allá de sus obras conocidas de óptica y las demás.
Es otra faceta la que se presenta, la de un hombre con preocupaciones religiosas y que es perfectamente posible de encontrar en el abogado, científico y barrendero —lo que puede hacer comprender algo que pone en tela de juicio a la sabiduría convencional de hoy: la ciencia no está peleada ni es opuesta a la ciencia.
La imagen de Galileo y sus problemas con el papado pesan demasiado en la mente actual y hacen dificultosa la comprensión de una realidad más sutil y rica: ambas, religión y ciencia, al final de cuentas, buscan explicaciones y por eso son congruentes con la naturaleza humana, profundamente inquieta y curiosa. Cada una busca explicaciones siguiendo diferentes caminos. La ciencia es una búsqueda sustentada en los medios humanos: la capacidad de percepción y raciocinio. Es un camino gradual, que mejora paso a paso los conocimientos de la realidad, con descubrimientos como los del mismo Newton. La religión es otro camino en la misma dirección, por otros medios —en los que no sólo existe la intervención humana, sino también la de Dios: la de los textos sagrados y que contienen también conocimiento, de otro tipo, pero conocimiento al fin, aunque no sujeto a las disciplinas científicas (¿cómo probar en un laboratorio o en una mesa de quirófano la existencia de Dios?).

Ciencia y religión van en la misma dirección y pensar que llevan direcciones opuestas sólo puede producir desvíos en ese camino: pérdidas de rumbo que dañan a las personas.

Publicado en: http://contrapeso.info/articulo-5-2723-68.html

sábado, 10 de octubre de 2009

LA PALABRA DEL ALTÍSMO...


Por eso dice el Señor Omnipotente
“Yo pongo en Sión una piedra bien probada!,
Piedra angular y preciosa para un cimiento firme;
el que confíe no andará desorientado.
Pondré como Nivel la Justicia y la Rectitud como Plomada.

Is, 28: 16-17 NVI

jueves, 27 de agosto de 2009

LA SOCIEDAD FRATERNAL

Por el Hno. Ernesto Pavón Rowe

La Francmasonería, institución esencialmente filantrópica, filosófica y progresista, tiene por objeto la búsqueda de la verdad, el estudio de la ética y la practica de la solidaridad; y trabaja por el mejoramiento material y moral de la humanidad. Tiene como principio la tolerancia mutua, el respecto a los demás y de uno mismo, y la absoluta libertad de conciencia. Considerando que las condiciones metafísicas y religiosas son del dominio exclusivo de la apreciación de cada individuo rechaza cualquier afirmación dogmática.

Cada Francmasón interpretará la invocación al Gran Arquitecto del Universo según le dicte su conciencia con el mayor respeto hacia las diferentes interpretaciones y hacia los Hermanos que las sustentan. Tiene por divisa: Libertad, Igualdad, Fraternidad.

La masonería es una sociedad fraternal, sus miembros nos consideramos hermanos. Al igual que otras sociedades fraternales es iniciática, ritualista, gradual, simbólica y hermética. La Masonería es una organización filosófica, discreta. En ella se cree en Dios y se le designa como El Gran Arquitecto del Universo, tiene sus propias doctrinas, códigos morales, niveles de autoridad, templos, ritos, altares, incluso vestimentas de ritual, días festivos y oraciones. En ella se tiene una estructura piramidal en cuya base se encuentran las logias y en su punto más alto, la Gran Logia, Gran Oriente o Gran Priorato.

La masonería se conoce hoy como francmasonería, términos que provienen del francés, en el que franc significa “libre” y mason, “albañil”. Algunos enseñan que su origen se remonta al tiempo de la construcción del templo de Salomón, cuando los albañiles lo construyeron dirigidos por Salomón, Hiram Rey de Tiro y el orfebre Hiram Abbif. Hay otros autores que aseguran que provienen de los constructores de las pirámides de Egipto y otros que la vinculan a la orden de los Templarios, de los Rosacruces o los Humanistas del Renacimiento.

Masón significa constructor. Se suele diferenciar la masonería operativa de la masonería especulativa. Pues, durante la Edad Media, los masones fueron los constructores de las grandes catedrales. Eran masones operativos, pues realmente trabajaban como constructores. Los miembros de este gremio se reunían en Logias para las que elaboraron ceremonias basadas en un lenguaje tomado de la construcción. Esos masones se reunían en dos grados: Aprendices y Compañeros. Los segundos gobernaban la Logia y entre ellos regularmente elegían a un Maestro para que los presidiera.Se considera que la masonería nació oficialmente el 24 de junio 1717, día de San Juan Bautista, en Londres, Inglaterra, cuando cuatro logias se reunieron formando la Gran Logia de Londres y Westwinster con su líder el Gran Maestro Anthony Sayer.

La Gran Logia publicó, en 1723, una carta que contenía la Constitución de Anderson, cuyas bases son respetadas hasta el día de hoy y son la base de diversas obediencias del mundo. Consiste en un llamado a la tolerancia, en presentar a la masonería como una forma de unión de todos los hombres, no importando las razas, las opiniones o las creencias, bajo la premisa de que a las logias, los masones vamos a hacer amigos y hermanos, no enemigos. En adelante a la Masonería de Logias la llamamos simbólica, pues, estos masones, ya no se proponen levantar una catedral, sino un Gran Templo Moral. Las Logias modernas trabajan en tres grados: Aprendiz, Compañero y Maestro. Los Maestros gobiernan la Logia y regularmente, eligen entre ellos a las autoridades. El presidente de la Logia es el Venerable Maestro.

El modelo de la Gran Logia de Londres se expandió por Europa y América y surgieron otras varias grandes logias. El Gran Oriente de Francia se convirtió en la segunda agrupación más importante. En un comienzo eran, junto a la Gran Logia de Londres una sola corriente masónica sin embargo, por las diversas ideas liberales del Gran Oriente de Francia surgió una separación. En la actualidad existen dos corrientes masónicas llamadas:

REGULAR
LIBERAL Y NO DOGMÁTICA

Esto es sólo una manera de identificarlas porque ambas aseguran ser regulares, liberales y no dogmáticas. La masonería regular está dirigida por La Gran Logia Unida de Inglaterra y está caracterizada por creer en Dios, comprendido en la organización como un principio no dogmático; no reconocen la iniciación de las mujeres y no permiten la relación con logias que sí lo hagan; no permiten las discusiones sobre política o religión.

La masonería liberal y no dogmática tiene como cabeza el Gran Oriente de Francia. Se caracteriza por ser liberal, permitir a las mujeres en sus logias y ser iniciadas; las logias pueden ser de hombres, de mujeres o mixtas, sus miembros pueden ser creyentes o ateos y están abiertos a cualquier tipo de debate. Las dos corrientes han tratado en varias ocasiones de unificarse pero no se ha podido llevar a cabo debido a sus diferencias.

Aunque no se puede hablar de una doctrina para la masonería debido a las diversas corrientes que existen, a rasgos generales se puede decir que las principales características son las siguientes:

· La creencia en Dios como el Gran Arquitecto del Universo, quien ordenó las materias y creó el mundo.
· La creencia en la inmortalidad del alma y en una vida después de la muerte.
· La firme creencia en la libertad de pensamiento y opinión, y el respeto a esa libertad, de hecho, la creencia en Dios no puede ser como en una religión, con mandamientos y cualquier cosa que no permita la libertad de cada persona.
· Los masones poseemos ritos y requisitos establecidos y no podemos revelar las cosas más sagradas como son el nombre de otros hermanos y signos y palabras del rito de iniciación.
· Los masones trabajamos por el ennoblecimiento de la humanidad, la fraternidad, la libertad y la tolerancia.
· Creemos en la razón y la conciencia del ser humano como base para sus acciones y en una alta formación moral y ética.
· Los 10 millones de masones esparcidos por 150 países del mundo nos consideramos buscadores de la verdad, a la que consideramos la única forma de obtener la libertad.

Entre los Maestros existen grados de perfeccionamiento, éstos forman parte de la Masonería Filosófica. Existen diferentes ritos, el más difundido en América Latina es el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, que consta de 33 grados.

La Masonería Filosófica no trabaja en Logias, sino en Cámaras Superiores:

El Rito Escocés Antiguo y Aceptado trabaja en Capítulo, Areópago, Real Consistorio y Supremo Consejo del Grado 33). En cada una de esas cámaras se trabaja en determinados grados. El Capítulo trabaja en los grados que van del 4º al 18º. El Areópago trabaja en los grados que van del 19º al 30º. El Real Consistorio trabaja los grados 31º y 32º y se termina con el Supremo Consejo del Grado 33.
El Soberano Gran Comendador es el presidente del Supremo Consejo Grado 33 que tiene jurisdicción sobre todas las cámaras que trabajen en los grados 4º a 33º. Pero no tiene jurisdicción sobre la Gran Logia.

El Rito York no trabaja sus instrucciones en forma vertical por el sistema de grados, sino en forma horizontal, en forma de Cámaras, y así se tiene la Cámara de Real Arco, la Cámara de Crípticos y la Cámara de Templarios.

Ahora bien, como requisito para ser miembro activo de la Masonería Filosófica, hay que serlo simultáneamente de una Logia simbólica. Quien deja de pertenecer a una Logia Simbólica, está obligado a retirarse de Grados Filosóficos.

La Masonería no es una religión, sino que deja las creencias a la libertad de conciencia de cada uno de sus miembros. Sí es una sociedad filosófica, filantrópica y progresista, pues busca el progreso humano en todas sus formas. Por otra parte la Masonería no es un grupo político, es de insistirse que deja a cada uno de sus miembros en libertad de afiliarse o no a los grupos políticos existentes en su nación. Es cierto que algunos miembros insisten en que la Masonería es política, nada más falso que eso, lo que si es cierto es que se dan sueños de grandeza que la masonería desaprueba definitivamente como organización. Sus miembros como adultos responsables y con criterio están en la libertad de adoptar la religión de su agrado o el bando político de su preferencia, o bien, no adquirir ninguno.

La Masonería no se define a si misma como un "ismo". Masonería no es Masonisno, no es un dogma ideológico. Masonería es una actividad de esclarecimiento permanente, esclarecimiento que se lleva a cabo mediante un método complejo, que se desarrolla en un método de:

· Relación personal
· Dinámica de grupos en el interior de las Logias
· Organización
· Introspección
· Especulación simbólica
· Educación de actividades vitales y sociales
· Interiorización de valores
· Procesos unitivos de posiciones ideológicas diversas
· Crecimiento personal
· Puesta en común

domingo, 28 de junio de 2009

NUESTROS EXITOSOS TRABAJOS


SIR ISAAC NEWTON No. 1, Logia de Investigación establecida en Xalapa, Veracruz, por la M. R. G. L. Unida Mexicana de LL. y AA. MM. del Estado de Veracruz, esta cumpliendo cabalmente sus fines al poner en práctica las formas del Ritual de Emulación. Los hermanos pertenecientes a las Logias locales han tenido la oportunidad de asistir y presenciar sus trabajos enriqueciendo así su percepción de la masonería mediante el conocimiento de la antigua masonería gremial.

La tradición masónica denomina antiguo gremio a las formas ritualísticas de la masonería de York. Sin embargo, los rituales ingleses de Emulación contienen también las formas primigenias de la masonería antigua, aún no contaminada por los estilos y contenidos franceses llegados a nosotros desde el Gran Oriente de Francia, seguramente por Cádiz.

Los masones de Veracruz tienen así la oportunidad de conocer las formas más antigua del Arte masónico y de enriquecer sus conocimientos acudiendo a los trabajos de nuestra Logia de Investigación. Por otro lado, se capacitan para poder viajar por el mundo masónico regular anglosajón y poder ser admitidos en sus trabajos, amén de que pertenezcan a logias sufragáneas de Grandes Logias reconocidas internacionalmente.
Sir Issac Newton No. 1, Logia de Investigación, trabaja los cuartos martes de cada mes a las 20:30 hrs en el Salón Auditorio Benito Juárez de las Logias de Xalapa.

Serán todos ustedes bienvenidos.

sábado, 28 de marzo de 2009

LA APERTURA DE LA LOGIA


Por FRANCISCO ARIZA

El ritual de apertura y clausura de la Logia masónica es, junto a los catecismos o manuales de instrucción y los símbolos que aluden a la construcción, el único legado (pero sin duda inapreciable) que la Masonería actual ha recibido de la antigua Masonería operativa. Dicho legado ha permitido que se continuara conservando la descripción simbólica de la cosmogonía, y por consiguiente, la posibilidad de acceder a su conocimiento y comprensión. De esta manera lo fundamental del Arte Real masónico, que ejemplifica el proceso que conduce a ese Conocimiento, se ha perpetuado a través del tiempo, y con él el Espíritu de esta organización iniciática de Occidente. Esta sería la principal razón de que la Masonería continúe siendo una tradición viva con todos los elementos necesarios para hacer efectiva la realización espiritual.

Por otro lado, el que muchos miembros de la Masonería ignoren el verdadero contenido iniciático y esotérico de la Orden a la que pertenecen, en nada altera la validez de la iniciación masónica, ni disminuye su fuerza para quien esté interesado realmente en un trabajo interno serio y ordenado, y sepa ver más allá de la apariencia formal e "institucional" con que se reviste y "cubre" esta tradición para expresar la primordialidad de su mensaje, el que constituye su esencia y su razón misma de ser.En esta primera parte vamos a ceñirnos especialmente a la simbólica del ritual de apertura de la Logia, ritual que consagra, en el verdadero sentido de la palabra, los trabajos que en ella se cumplen.

En efecto, mediante dicho ritual, lo que no era sino un lugar cualquiera, deviene un templo, esto es, un espacio sacralizado y significativo. Gracias a la acción de las energías espirituales vehiculadas por los símbolos, palabras y gestos rituales, podría decirse que ese lugar es "transmutado" en algo esencialmente distinto de lo que era. De ahí, por tanto, la importancia de que el ritual sea practicado lo más perfectamente posible, siguiendo con la máxima escrupulosidad lo en él prescrito, y sin alterar, suprimir o modificar sin razón alguna ninguno de los elementos que lo constituyen, ya que en el respeto a los mismos reside precisamente la eficacia del propio rito.

Naturalmente esto no quiere decir que los gestos rituales se repitan de una manera "mecánica", sino que al tiempo que se realizan han de comprenderse las ideas que vehiculan, que hablan de una realidad arquetípica, siendo uno con ellas, pues el rito no es otra cosa que el símbolo hecho gesto. Por consiguiente, el ritual ha de vivirse como lo que realmente es, como un conjunto o un todo ordenado y armónico en donde cada una de las partes que lo conforman se corresponden mutuamente entre sí. Se trata, por tanto, de un organismo que está vivo, y que actúa de acuerdo a los estímulos que recibe, es decir en cuanto se pone en práctica de una manera consciente. Es por eso que si una de esas partes faltara el ritual entero se resentiría, perdiendo "fuerza y vigor" la influencia espiritual que a través de él se transmite.

Para su mejor explicación, podemos dividir el ritual de apertura en cuatro partes:
Asegurarse de la "cobertura" de la Logia.–
Comprobar la regularidad iniciática de los asistentes y determinación del
espacio simbólico.–
El "encendido de las luces" y el trazado del cuadro de Logia.–
Descripción del tiempo simbólico y consagración de la Logia.

lunes, 12 de enero de 2009

EL EVANGELIO DE JUAN O LA ENSEÑANZA INTERIOR

En su obra Los templarios y el Evangelio de San Juan, el normando neotemplario conde Arnauld de Saint-Jacques nos ofrece un extenso trabajo, a modo de testimonio de Verdad y Fe, sobre el llamado "Evangelio Espiritual" o el "Evangelio del Verbo", considerado como la base esencial del esoterismo crístico. Este Evangelio representa la síntesis de un proceso de iniciación utilizado por el cristianismo Primitivo y más concretamente por los esenios, los Hijos de la Luz.
Según esta obra, toda la acción de Jesús el Cristo en esta Tierra está enmarcada por la figura de los dos Juanes, tanto por la del Bautista y precursor, como por la del Evangelista transcriptor de la esencia de la doctrina crística y receptor en el Gólgota, por expreso deseo de Cristo, de su Santísima Madre, pues Jesús le confía María a Juan y no a Pedro o a cualquier otro apóstol (Juan XIX, 26-27).
San Juan evangelista es el patrón esotérico de la cristiandad, santo patrón de la Orden del Temple y de las logias masónicas.
María es la auténtica Arca de la Alianza Universal, confiada a Juan, escogido desde siempre para ser el guardián de la Palabra del Verbo que es espíritu y vida.

Durante los quince años que la Virgen vivió después de la ascensión del Cristo, trabajó muy estrechamente con Juan para asentar la Obra Crística alcanzando sin duda las alturas más sublimes a las que nadie ha podido llegar.
Con Juan quedaría perfectamente delimitadas las dos vías de acceso a la Unidad del Padre:
la vía vertical seca, alquímica, de fuego seguida por sus seguidores y la húmeda u horizontal mantenida por las iglesias exotéricas del Cristianismo. A partir de aquí Juan ha representado lo que podríamos llamar Iglesia Interior o esotérica, encaminada a edificarse en los corazones de los verdaderos discípulos de Cristo, sin que ello signifique una oposición a los templos de piedra representados por las iglesias con vocación popular o exotérica, constituyendo la manifestación Templaria del Medievo un caso especial y único, pues el Temple siempre ha pertenecido a esta Iglesia Interior a pesar de las apariencias. El Temple realizaba en el Medievo la simbiosis perfecta de la Iglesia de Juan con la de Pedro, inspirando a toda la cristiandad hacia la profundización en el plano espiritual y viniendo a significar el resurgimiento del "espíritu de Juan" en aquella época.
Así como los evangelios sinópticos contienen la historia de la vida de Jesucristo y su predicación dirigida a las muchedumbres, el Evangelio de Juan contiene en sí mismo la doctrina de Jesucristo en su más pura expresión transmitida directamente por Él mismo a sus discípulos más íntimos y en la que se encuentran las llaves del Reino del Padre.
Monseñor Carlo Martini, Arzobispo de Milán y ex-rector del Instituto Bíblico y de la Universidad Gregoriana, dice: "No es un evangelio para principiantes. Es un evangelio que supone la situación del cristiano maduro, o, en otras palabras, del gnóstico, del perfecto, del cristiano iluminado; por tanto, de quien ya cuenta con una larga maduración ascética".
El relato de Juan es fielmente histórico y geográficamente comprobado por investigaciones arqueológicas, pero de una realidad histórica profunda, más allá de la observación superficial de los hechos. Cada detalle, cada nombre, cada número tiene su importancia y, a menudo, una gran transcendencia.
A lo largo de los últimos cuarenta años los exegetas cristianos han descubierto que existía una sorprendente relación entre el Evangelio de Juan y los textos descubiertos en 1947 a orillas del Mar Muerto. Apuntan en particular a una misma concepción cosmogónica; tanto en los manuscritos esenios de Qumrán como en los de Juan aparecen dos principios creados por Dios que luchan por el dominio de la Humanidad; por una parte el Principio de la Luz, llamado también el Principio de la Verdad y por la otra el Ángel de las Tinieblas, llamado el espíritu de la perversión. En el Evangelio de Juan, el Cristo es la Luz que vence a las Tinieblas y cada hombre tiene que elegir entre Luz y Tinieblas.
Por la Tradición Templaria sabemos que el Bautista había sido instruido, formado e iniciado por los esenios, pero que había recibido una misión que le imponía mantenerse apartado de la Orden de los Hijos de la Luz y totalmente independiente porque los esenios eran odiados por los líderes judíos, sacerdotes, fariseos y saduceos.
En general, se admite que muchos de los apóstoles y discípulos de Cristo eran esenios, y existían buenos motivos para creer que Juan, el Apóstol Bienamado, a quien se le atribuye el llamado Cuarto Evangelio, también lo era.
En el plano terrenal, Juan era primo carnal de Jesús. El Evangelio de Lucas relata las circunstancias supra-naturales de su nacimiento, y en particular la visita de María a Isabel cuando Juan todavía en el vientre de su madre, reconoce a Jesús también en el de María. Sin embargo, es verosímil que no hubieran tenido grandes contactos familiares, porque Jesús después de su nacimiento, tiene que huir a Egipto durante largos años, y todo indica que Juan será instruido y formado por los esenios de Qumran como ya hemos dicho. En el Antiguo Testamento se anuncia que la venida del Mesías sería precedida por el regreso de un gran Profeta que podría ser Elías.
A los sacerdotes y levitas enviados por los jefes religiosos de los judíos, saduceos y fariseos les contesta: "Yo no soy el Cristo... no soy Elías... no soy el Profeta". Juan se describe a sí mismo como "la voz del que clama en el desierto", la misma voz de Dios.
Juan niega ser la reencarnación del Profeta Elías, y tiene sus razones para hacerlo, la principal era su humildad y también el sentido profundo de su misión. Él no quiere hacer ninguna sombra a Jesús, y sacrifica voluntariamente su prestigio para que todos los ojos se vuelquen hacia el Mesías. Pero es el mismo Cristo el que afirma la presencia del alma de Elías en Juan el Bautista con estas palabras tan claras en el Evangelio de Mateo XI, 14:..."Él es Elías, que había de venir. ¡El que tenga oídos que oiga!"; revelación confirmada en Marcos IX, 13 y Lucas VII, 26-28.
Según las religiones cristianas es en el momento de su bautismo por Juan en aguas del Jordán cuando Jesús empieza su Misión apostólica, su "ministerio público", lo que da a entender que hubo también un "ministerio privado", oculto.